martes, 11 de noviembre de 2008
¿Crecen las margaritas en los arcenes?
Todos hemos visto en alguna ocasión un ramo de flores depositado en el arcén de una carretera. Es una forma habitual de marcar el lugar donde un ser querido perdió la vida cuando viajaba de aquí hacia allá. A veces he tratado sobre este tema con algunos amigos y nunca nos hemos puesto de acuerdo. La cuestión que se plantea en estos casos es: ¿De qué sirve colocar un ramo de flores donde alguien murió?
Las opciones son variadas, y todas ellas merecen una cierta consideración. ¿Es un homenaje a la persona fallecida? ¿Es una forma de avisar al resto de los conductores? ¿Es un gesto de mal gusto que no tiene en cuenta cuál será la reacción de las personas que vean las flores en la cuneta?
Desgranemos un poco estos argumentos. De entrada, unas flores ubicadas en una cuneta significan recuerdo y superación. Sin duda esas flores representan una muestra de cariño que llega tarde hasta aquel que perdió la vida de forma abrupta y por tanto constituyen un recuerdo hacia su persona. Pero, más allá de eso, la colocación de las flores en el lugar del siniestro puede considerarse una forma de exteriorizar el dolor por la muerte, una manera de aceptar lo inaceptable y un intento de sobrevivir a una situación que supera al ser humano. Sin ir más lejos, al pie de la imagen que encontré para ilustrar este texto, podía leerse la siguiente reflexión:
Le pedí a Brett que hiciera una foto porque necesitaba algo que reemplazara en mi cabeza la imagen que tenía del accidente, la que llenaba la portada del periódico local.
Pero puede darse el caso de que la persona que lleva flores hasta la carretera, además de intentar convivir con su dolor, esté realizando un generoso acto de filantropía. Desplazarse hasta el lugar donde alguien cercano perdió la vida es duro, pero si ese esfuerzo sirve para que otros conductores tomen en consideración que en aquel lugar falleció alguien a causa de una colisión, quizá esa sea una forma de encontrarle un sentido a algo que en esencia es un sinsentido: la muerte inesperada de un ser querido.
Hablábamos hace pocos días sobre la señalización de los puntos negros, sobre si esa medida serviría de algo o simplemente se convertiría en una forma más de ornamentar nuestras carreteras con cartelitos a los que muchos conductores apenas prestarían atención. La misma duda puede plantearse sobre los ramos de flores situados en el arcén con el propósito de avisar al resto de conductores sobre el estado de la vía o, simplemente, recordarles que cuando están al volante toda precaución es poca.
Yendo más allá, hay personas que encuentran en la colocación de flores en la cuneta un gesto de mal gusto. Gente que tiene demasiado reciente la muerte de una persona de su entorno y a la que cualquier símbolo funerario le hace revivir su dolor. ¿Es un enfoque egoísta? Quizá. Pero es que un hecho traumático como la desaparición de un familiar o un amigo es algo difícil de sobrellevar, y cada cual lo asimila como puede. Unos dejan flores en el lugar donde todo se perdió. Otros luchan por ahogar su sufrimiento.
Fuente: http://www.circulaseguro.com
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