viernes, 20 de febrero de 2009

«Donde pongo el ojo, siempre pongo la bala».."Carnaval,carnaval...."

El fotógrafo Jesús Miguel se convierte en este Carnaval en el más universal de los pistoleros: Muel El Niño, un atrevido e intrépido aventurero del Oeste americano.



¡Dios mío, no dispare!

-Tranquila, está usted en buenas manos, señorita.

-Hum, eso de señorita me ha gustado, oiga.

-(Se acaricia el mentón) Pues... podría enseñarle muchas cosas.

-Ya, ya, ya le veo que va muy bien armado.


-Sepa usted que donde pongo el ojo, pongo la bala.

-¿Dónde dejó el caballo?

-Desde la peste equina tuve que cambiar el caballo por un cerdo.

-Home sí, y me lo creo.

-¡Por las balas de mi... en el Oeste llamamos así a las Harley-Davidson.



-¡Ah!, oiga y se encuentra muchos indios por ahí.

-Nativos lo que se dice nativos pocos, pero gente opositando para conseguir el papel a cientos.



-¿Cual fue su último disparo?

-Cada sábado hago más de mil.

-Me está aterrorizando.

-Son disparos fotográficos... es que no se entera de una.

-Sí me entero sí. Y cuente, de los otros, ya sabe...

-No sé qué quiere insinuar señorita, pero no recuerdo haber pegado un gatillazo en mi vida.

-¡Bueno!, los pistoleros tienen fama de fanfarrones.

-Despístese un poquitín y ya verá qué susto lleva.

-Oiga, que no llevo ni cancán ni trabajo en un saloom.

-¡Ja!, al final las modositas son las peores.

-Mire que no está como para pocas bromas o ninguna,

-¿Por...?

-Ofrecen 15.000 dólares por su cabeza.

-¡Ay!, se nota que estamos en tiempos de crisis. Hace unos meses hubieran pedido tres veces más.

-Repito lo de fanfarrón y pistolero.

-No... realista, señorita.

La Nueva España.Diario Independiente

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