sábado, 30 de mayo de 2009

Harley-Davidson: cromo y cuero (I)


Cuando en el Milwaukee de 1903 un joven de 21 años llamado William S. Harley y su amigo de la infancia Arthur Davidson decidieron convertir en realidad lo que desde hacía dos años era solo un pasatiempo, no imaginaban cuánta sombra iba a arrojar su ilusión de no tener que pedalear para desplazarse.

O quizá sí. Porque desde su fundación, la emblemática leyenda norteamericana no ha parado de saltar hacia adelante. Desde sus inicios artesanales en un pequeño garaje, como mandan los cánones de los mitos norteamericanos, los primeros motores ya apuntaban maneras sobre todo porque, se dice, el primer carburador nació modificando una lata de de tomates en conserva. Les Luthiers de la mecánica, sin duda.

Aquí hay tomate

Desde el primer motor de 3 c.v., alojado en un chasis de bicicleta e incapaz de subir una cuesta, las cosas fueron mejorando imparablemente a la par que crecía el garaje, labrándose fama de solidez y durabilidad. En 1913, la primera Harley-Davidson había tenido varios dueños y recorrido más de 160.000 km con las piezas originales. El custom aún estaba por llegar, pero la dureza mecánica ya estaba fuera de toda duda.

Además de la durabilidad, Harley también se caracterizaba entonces por una peculiar extravagancia: El silencio de sus motores.

Las primeras Harley-Davidson se denominaban “Silent grey fellow” por su color gris y el silencioso motor monocilíndrico, ya que el planteamiento original era convertirse en la perfecta compañera rutera y callada. Pero como todo el que ha tenido una Harley cerca ya sabe, esta peculiaridad quedó en la cuneta de la evolución, o arrollado por la historia, como prefieran.

Gas a fondo

Minucias aparte, la evolución tecnológica era imparable: en 1912, Bill Harley presentó el primer embrague para motocicleta con enorme éxito. La evolución comercial avanzaba paralelamente: a partir de 1916, Harley-Davidson comienza a publicar la primera revista de motos: ‘The enthusiast‘. Se cosechaban récords mundiales de velocidad y campeonatos nacionales, eran tiempos gloriosos.

En 1930 crean el motor de dos cilindros en V ‘flathead”, que supondría el incio de una larga y mítica serie de ‘big twins‘, auténticos corazones de las Harley hasta 1998.

Más acero, es la guerra

La Primera Guerra Mundial benefició enormente a Harley. Su principal competidora entonces, la Indian Motorcycle Company, tuvo que vender toda su producción al ejército. Harley-Davidson sólo vendió una parte y, gracias a las buenas relaciones de William Harley con las fuerzas armadas, pudo mantenerse a la vez en el mercado.

Al final del conflicto, la Indian podía contarse en el bando de los perdedores: Harley dominaba el mercado y había podido mejorar sus modelos. Indian había perdido todo su empuje.

Live to ride, ride to live

En los sesenta Harley sale a bolsa y la demanda por sus modelos sigue creciendo. El product placement inicia su apoyo con ‘Easy rider‘ (1969), donde Dennis Hopper, Peter Fonda y Jack Nicholson contribuyen a magnificar la leyenda cabalgando sobre sus cerdos. El mensaje de libertad y rebeldía tan propio de aquella época de posguerra quedó indisolublemente soldado y cromado a la sociedad de aquellos años.

Y así, queda forjada también la imagen del macarra, outsider o fuera de la ley de chupa de cuero, tatuaje -y quizá rubia-. En el centro de su universo y un poquito más abajo, la Harley.

Se acabó el pastel

La única amenaza a tan bucólica estampa comenzó a llegar de Oriente, a lomos de monturas japonesas más baratas, avanzadas y equipadas.

Desde la cómoda posición de monopolio en 1972 comienza una dura caída al exigüo 30% de las ventas, hasta que el gobierno Reagan irrumpe en la escena apoyando a la industria patria con unos aranceles desorbitados a las importaciones japonesas.

En los ochenta el futuro comienza a desdibujarse, y es quizá el detonante de una ingeniosa campaña de marketing para captar nuevos mercados.
Continuara.......

Editado por Adolfo Ventura en:http://www.tintadigital.org

No hay comentarios:

Publicar un comentario