lunes, 27 de julio de 2009

La esquina del viento(Joder que suerte)



Joder que suerte
"¡Joder tío, pues la verdad es que has tenido suerte!". En las dos últimas semanas habré oído esa frase más de mil veces, y cada vez que la oigo, por el lado menos hinchado de mi cara se me escapa una sonrisa. Sin poder moverme de un sillón, con un par de huesos rotos, lleno de magulladuras, la cabeza como si fuese un balón de rugby y siete puntos de sutura más sobre mi deformada y fea cara. Y a pesar de eso, todo el que me ve, repite aquello de "pues tío has tenido suerte". Y digo yo, ¿suerte? ¿porqué he arrastrado la cara más de noventa y seis metros sobre el jodido y negro asfalto?, ¿suerte?, ¿porqué mi máquina reposa en un puto rincón del taller esperando una incierta cura que le devuelva su aspecto habitual? Pues lo siento mucho, pero yo no estoy tan de acuerdo con eso de que he tenido mucha suerte. Digo yo, que más suerte han tenido ellos que ni siquiera se han caído. A mi no me parece ser muy afortunado salir disparado por encima de la máquina para ir a medir el grado de dureza de mi pellejo con el de la puta carretera.
Una vez más suena el teléfono, no me cabe ninguna duda, algún colega que se preocupa por mi salud y terminará la conversación diciéndome "nada compadre a recuperarse, que al fin y al cabo has tenido suerte". Pero mira por donde me equivocaba, llamada de la redacción:
— Mateo ¿te acuerdas de Fidel, nuestro barbudo colaborador, amante de las Guzzis? — Sí, claro que recuerdo a ese cabroncete ¿qué trastada ha hecho ahora?
— Se ha matado volviendo el domingo a casa con su vieja máquina.
Cuelgo el teléfono porque, evidentemente, no hay nada más que decir ni que preguntar. Con todo el cuerpo dolorido me vuelvo a sentar en mi sillón. Algo ha cambiado. La verdad es que no lo conocía demasiado. Pero tampoco hacía falta compartir muchas cervezas con él, para saber que era una de esas personas que están vivas con letras mayúsculas. Uno de esos afortunados que han disfrutado en una tarde viajando con su aceitoso cacharro más que muchos en toda una vida.
Sabes, quizás tengáis todos razón y haya tenido mucha suerte. Es más, diría que todos tenemos suerte, pero no por no habernos matado con la última hostia. Ni siquiera suerte por estar vivos. Sino por haber vivido. Suerte por cada momento al que hemos sabido sacarle todo su jodido jugo, suerte por haber subido a un infernal cacharro de dos ruedas que cambió nuestras vidas, suerte incluso por habernos caído y más suerte aún por habernos levantado, suerte por seguir aquí dando por culo le joda a quien le joda.
Creo que la verdad es que sí que he tenido mucha suerte, ahora incluso me alegro de que me duelan los huesos rotos, de que me jodan todas la cicatrices cada vez que me muevo. Me alegro tener aún la moto y me alegro de tener planes para arreglarla, para volver a preparar algún viaje y saber que, si tengo que volver a caerme, me caeré, y que si la próxima vez me toca no volver a levantarme, también habré tenido suerte por que, al fin y al cabo, habrá sido por estar vivo y por haber elegido una forma de vivir que probablemente no sea la más segura, pero que sin duda alguna es la única que conocemos, la única que nos permite saber que estamos vivos con letras mayúsculas.
PD: A los Perros del Ebro y al Moto Club Guzzi España, cada vez que veáis una mancha negra en el cielo o en el fondo del mar saber que Fidel sigue rulando con su vieja y aceitosa Guzzi.
¡Fidel busca los bares para cuando lleguemos los demás!

MATEO

No hay comentarios:

Publicar un comentario