sábado, 15 de agosto de 2009

La esquina del viento(De Segunda Mano)



De Segunda Mano
Buenos días, ¿Juan Antonio? Es que he leído tu anuncio en el periódico, te llamo por lo de la moto. ¿... y dices que es una Harley-Davidson del 90 con muchos accesorios, banco elevador, herramientas y 2.300 kilómetros? ¿Y me puedes explicar qué hostias has hecho con la puta moto durante nueve años para que sólo tenga 2.300 kilómetros? ¿?¿?¿?

Por razones que no vienen a cuento y motivos que prefiero olvidar andábamos a la busca y captura de una moto de segunda mano para un colega. Esta, por extraño que parezca, me ha permitido encontrar una nueva categoría de "imbéciles del culo", hasta el día de hoy desconocidos por mí. No te puedes hacer ni puñetera idea de la cantidad de motos con, digamos, "extrañas historias" circulan por el mercado. Y, no te quepa duda, detrás de cada una de ellas hay un idiota.
Pero vamos a ver... si hace siete años que tienes esa moto y sólo tiene 2.000 kilómetros, podrías explicarme: ¿Para qué mierda has usado el banco elevador y las herramientas? Pues aquí no acaba la cosa. El lote (eso sí, por un precio desorbitado) incluye además, cuatro cascos, dos pares de guantes, intercomunicadores y un mono térmico. "Veras es que una vez en verano, me fui a la playa (200 km.) y a la vuelta se me hizo de noche y cogí una hipotermia" ¿?¿?¿? "Mira tío mejor nos vamos". Si ya sé que la moto estaba nueva, pero si nos pasamos cinco minutos más, le vomito en la cara.
Iñigo, alias "Embrague al Viento", famoso por aparecer en el bar cada tres meses para enseñarnos el último tornillo cromado que le ha puesto a su hierro y por supuesto, tostar la oreja del primero que pille a mano contándole cómo su moto, a pesar de no haber podido salir más de cuatro veces con ella de la ciudad, es lo más importante de su vida y algo de lo que jamás se desprendería.
"¿Coño Iñigo y cómo es que vendes la burra?", "Pues nada tío... ya la he disfrutado bastante (3.500 km. en cinco años) y además estaba aburrido de tener que estar limpiándola siempre. Ya sabes..., una moto como esta no la vas a sacar sucia..." (¿?¿?¿?¿?), "¿Y cuánto dices que pides por ella? ¿Pero tu estás loco tío?"
"La moto está muy bien y además recuerda que esta moto la compré con una pintura especial aniversario." "Si Iñigo ya me acuerdo, pero tu la pintaste de verde. "Bueno, pero era una especial aniversario."
Y así continua la cosa, en una interminable hilera de historias sin pies ni cabeza, de patéticos personajes que se empeñan en demostrar que han sido el padre y la madre del auténtico espíritu del más legendario biker indómito, pero eso sí, sin subirse en la moto. He llegado a encontrar incluso máquinas con más de tres años y seiscientos kilómetros, a pesar de que sus legítimos propietarios aseguran haber pasado con ellas los mejores momentos de su vida. No me gustaría ver los mejores momentos de mi vida reducidos a seiscientos kilómetros, ni siquiera los peores. Los hay que ponen la moto en venta cinco meses después de haberla comprado y digo yo, ¿en qué coño estabas pensando cuando la compraste?
No obstante tengo que reconocer que cada uno vive su vida como le sale de los cojones, hace con su dinero lo que le sale del cipote y se inventa su propia historia como mejor le conviene. Y todo ello con la gran ventaja de que todo esto no molesta a los demás si no que, por el contrario, nos beneficia a todos plagando el mercado de motos de segunda mano, en perfecto estado y convirtiéndose en la alegría de los concesionarios y talleres. Aunque para hacerse con ellas tengas que aguantar el chaparrón del imbécil de turno que además de contarte su leyenda, te hace jurar sobre el libro de taller de la moto que la vas a tratar bien porque, de lo contrario, no te la vendería.
Por Mateo

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