Queridos Reyes Magos:
El puñetero año se ha acabado y a mí no me ha dado tiempo de cumplir ninguna de las promesas que os hice el año pasado. Ya sabéis, ésas de que este año iba a ser muy bueno, que me iba a portar bien, que iba a dejar de coger borracheras con los amigotes y todo ese tipo de cosas. Supongo que, a estas alturas ya no importa, y además, si sois tan magos y tan listos, tampoco creo que os lo creyerais.
De todas formas, de nuevo es Navidad y en estas fechas se perdona todo. Nuestras calles se llenan de lucecitas, de amor y de paz, y ni un solo indigente dormirá sobre cartones en un portal.
—¡Hola, señor pobre. Haga usted el favor de acompañarnos a casa para compartir nuestro pavo y dormir en una cama calentita.
—¡Oiga! ¿y el día dos de enero?
Hombre el día dos de enero la cosa cambia y en vez de «¡Hola señor pobre!» oiremos aquello de «¡Que te den por el culo so hijo de la gran puta, vago de mierda y si tienes que dormir en la puta calle te jodes, o si no te levantas a la siete de la mañana y te vas a buscar trabajo, cabronazo!» Quede claro que no es que yo sea de los que colaboran con los "desfavorecidos" a lo largo de todo el año, si no más bien de los que no los ayuda ni siquiera en Navidad. Pero Melchor, eso tú ya lo sabes y no me lo deberías de tener en cuenta, ya que supongo que, a ti igual que a mí, te molesta menos un cabrón que un hipócrita.
Este año no os pienso prometer nada, pero a pesar de eso me atreveré a pediros un par de cositas. Se me ha ocurrido que en vez de pedir que me andéis trayendo cosas, lo que os voy a pedir es que os llevéis algunas, por ejemplo: podríais empezar por llevaros al gilipollas de mi jefe, a la vecina que siempre se está quejando por que tengo la música muy alta, al cara de mierda del policía local que este año me ha multado cinco veces por ir sin el casco y a todos los tunos (sí, esos señores que a pesar de tener cuarenta años están en la universidad y que, después de pasar un largo periodo de prueba, consiguen que les den unas medias y unas polainas). Tampoco estaría mal que os llevaseis la pintura antideslizante de las calles, los pasos elevados y a todos los políticos (a los cuales por cierto podías poner a trabajar allí en Oriente… pero a arreglar cunetas, coger aceitunas y cosas así… que pienso yo que les vendría muy bien). El whisky de garrafón, los impuestos de circulación, todas las oficinas de ITV y, si no es mucho pedir, también me gustaría que os llevaseis los lunes. Quiero pediros que por favor os llevéis todos los recibos de la hipoteca que tengo pendientes, la cuenta que debo en el bar y lo que me queda por pagar de la VISA, los programas de televisión en los que sale una gorda contando que su marido le pega con los calcetines sudados, los teléfonos móviles y, por supuesto, al jodido Edu alias "Feliz Navidad".
Creo que con esto me puedo apañar por este año. No obstante, y por si os pilla el día tonto, tampoco me importaría que me dejaseis un par de escapes nuevos y carburador Dell'Orto de doble cuerpo, un par de botellitas de Jack Daniels, un cartón de Marlboro, una billetera con cuarenta mil duros y unos tres o cuatro mil lectores más para la revista a ver si así el "joputa" del coordinador decide subirme el sueldo. Me despido de vosotros hasta el año que viene… y por cierto, a ver si vais cambiando de medio de locomoción que el camello de Gaspar pierde más que el Shovel de un maricón.
P.D. : No sé si conoceréis a un tal Mitch que ha pasado por Centroamérica llevándoselo todo, pero en el caso de que se haya llevado la moto de cualquiera de nuestros colegas de aquel lado del charco, espero que también se haya dignado a llevarse el banco al que le debía el préstamo.
MATEO
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