Josep Grañó, director general de Harley Davidson España
Dice este hombre de 36 años que hoy ha ido a trabajar, como casi todos los días, en moto. Conduce una Harley Davidson XR 1200 a la que tiene tanto aprecio que la considera “como una hija”. Pero que nadie se ofenda: aunque está casado, todavía no tiene descendencia. Tampoco esconde ningún tatuaje ni muñequeras ni se le ocurre beber cuando conduce.
¡Cuánta mitología en torno a las Harleys!
Y muchas leyendas urbanas. El estereotipo del malote que destruye pueblos y viola gente… no existe. O como mucho, habrá uno. Harley Davidson representa otra cosa, al menos en Europa.
Es un símbolo de rebeldía, inconformismo… ¿Qué más?
Hay muchos valores asociados a las motos, como la libertad, la posibilidad de descubrir nuevos espacios y lugares, y de compartir con mucha gente una pasión común. Y una moto también te permite conocerte a ti mismo.
¿Cómo?
Depende del modelo, porque los hay para compartir y otros individuales. Pero ir en moto ayuda a expresar el carácter de cada uno. No hay una Harley igual a otra en todo el mundo, como no hay dos personas iguales.
Pero todas suenan igual: es un gruñido.
En Estados Unidos las conocen como los cerdos de Milwaukee, porque son grandes y tienen ese sonido tan característico que muchos otros han pretendido imitar.
Luego nada que ver con la higiene personal…
Nooo. Los clientes de Harley son muy pulcros, porque es un vehículo muy relacionado con el estilo de vida. Y la imagen de tu motocicleta es la tuya. Quien mima su moto se mima a sí mismo.
¿Reconoce al dueño de una Harley sin su moto?
Si te fijas en los detalles, sí. Hay objetos, como un cinturón o un reloj, que denotan su afición. Y, de modo más preciso, sólo entre motoristas, creo que la manera de moverse y la imagen los delatan.
Y generan simpatías entre sí.
Hay muchas anécdotas. Una vez que aparqué mal frente al Ayuntamiento de Barcelona, no me retiró la moto la grúa porque el bedel era harlero.
¡Son como un clan!
En ocasiones hasta se nos ha tachado de secta. No, por Dios. En América existe el HOG (Harley Owners Group) que agrupa a los propietarios de Harleys, y es una agrupación que defiende los valores familiares y apolíticos. Y ser miembro de ella consiste sobre todo en vivir experiencias como en una gran familia.
¿Y se lo recomienda a un joven o mejor a un mayorcito?
Hay quien al llegar a cierta edad se compra una moto cuando se plantea el famoso "¿Y ahora qué?". Pero no hay que esperar a los 50, con 30 se vive mejor esa experiencia.
Via:http://www.gaceta.es
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