El presidente del grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández, tiene estos días un doble motivo de felicidad: su nueva Harley-Davidson, y el éxito de la cena de Navidad que ofreció el pasado jueves. Respecto a lo primero, recordar que el dirigente popular adora las motos, afición que combina con navegar, coleccionar coches de «scalextric» y pintar soldaditos de plomo. Cada Navidad, el «motero» Fernández ejerce de anfitrión de uno de los encuentros entre periodistas y políticos más divertidos de la temporada. En esta ocasión contó con la presencia de la portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaria, que se había desplazado a Barcelona para participar en un conocido «late show» televisivo. Acudió también el diputado José Luis Ayllón y, por supuesto, la líder del PP de Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho, recién llegada de entrevistarse en Valencia con el presidente Francisco Camps.
La hiperactividad de la presidenta de los populares catalanes sólo es equiparable a la del propio Alberto Fernández. De ahí, quizá, la sintonía que ahora hay entre la ejecutiva catalana y la provincial, tal como se pudo comprobar esa noche.
Fuente:http://www.abc.es
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