domingo, 26 de julio de 2009

La esquina del viento(Algo se me olvida)



Algo se me olvida
El casco, llaves de repuesto, repara pinchazos, herramientas,...
¡Joder!, pero si yo había hecho una lista, ¿dónde coño la habré puesto?
Gafas de sol, los tres papeles necesarios para viajar: de la moto, de fumar y del culo, pelas, pulpos para el equipaje, linterna y pilas, navaja...
¡Mierda puta! algo se me olvida y no me acuerdo qué coño es.
Vamos a ver; cinta americana, pastillas para el dolor de cabeza, de estomago, para la resaca y para no dormirme conduciendo...
¡Joder, pero qué coño será!, estoy seguro de que era algo importante.
Botas bien engrasadas, guantes de invierno, mascarilla, bufanda, camisetas de cuello alto...
¿Qué coño será?, mira que ayer dije: "No se me puede olvidar xxxxx, pero, ¿qué hostias era?"
El cepillo de dientes, la tienda de campaña, los aislantes, el saco de domir, unos gallumbos de repuesto y la botella de bourbon...
Nada tío, ni puta idea.
La chupa, el mapa...
Pues sabes lo que te digo, que le den por culo, que, si no me acuerdo, es porque no sería tan importante, voy a empezar a meter las cosas en las alforjas y a bajarme al garaje para cargar la moto.
Preparar un viaje largo y en pleno invierno no es fácil, sobre todo si no quieres pegarte todo el puto viaje empapado con los dedos de color morado y estornudando continuamente. Pero siempre se me olvida algo, por mucho que lo prepare, por muchas listas que haga siempre se me olvida alguna gilipollada y esa gilipollada es, precisamente, la que luego te hace más falta. Pero esta vez no tengo ni puta idea de qué coño puede ser y no consigo encontrar la jodida lista donde lo apunté todo. Ni a patadas consigo cerrar las malditas alforjas donde se mezclan llaves de bujía y la cinta aislante con la pasta de dientes y el bocata de salchichón.
La verdad es que manda cojones, vestido con todo esto no puedo ni moverme y cuando ya te lo has puesto todo es cuando te dan ganas de mear o te pica un huevo. Pero esta vez no me va a pasar, estoy siendo muy previsor y antes de meterme los pantalones he meado y me he rascado los dos huevos, aunque no me picasen, pero por si acaso. Lo que no deja de rondarme la cabeza es qué coño será lo que se me ha olvidado. Estoy completamente seguro de que era algo importante, por esto lo apunté al principio de la puta lista que como por arte de magia ha desaparecido.
Tampoco puedo quedarme aquí dos días hasta que me acuerde, de modo que, en marcha. Las alforjas sobre el hombro, la bolsa con los sacos de domir en una mano, en la otra, la bolsa con el equipo de fotografía, los aislantes a patadas y el casco en la cabeza. Abro la puerta y me encuentro con un vecino:
— ¿Qué Mateo, de viaje con la moto?
— No hombre, voy a hacer footing. — contesto.
¡Será gilipollas! Pulso el botón del ascensor con la nariz y tropezando con todo y abriendo las puertas a patadas consigo llegar al garaje enciendo la luz con el dedo y ¡MIERDA!
La moto, se me ha olvidado recoger la moto, la llevé al taller para ponerla a punto y no he ido a recogerla. Seré gilipollas. Lo tiro todo y salgo corriendo con la esperanza de que el taller no haya cerrado. Me veo con todo el equipo y en un jodido autobús. Una vez más meto la pata, pero espero que por lo menos os sirva para recordar que muchas veces nos preocupamos tanto de las gilipolladas, que se nos olvida lo que realmente es importante.

Mateo


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