jueves, 23 de julio de 2009

La esquina del viento(El Nuevo Catecismo)



El Nuevo Catecismo
Vivimos en la jodida era de la información. Noticias de todo tipo nos bombardean diariamente, quizás en exceso. Y, probablemente, sea esto lo que provoque que la mayoría de ellas atraviesen nuestro cerebro sin darle ninguna importancia. Aunque siempre hay alguna que por su contenido, presentación o procedencia, no podemos evitar que nos llame la atención. Por ejemplo: andaba yo preocupado en mis tareas diarias, o sea, haciendo el vago, cuando escuché en la radio: "Según el nuevo catecismo de la Iglesia Católica, masturbarse no viene ya definido como pecado". Total, que ahora ya puede uno hacerse pajas sin miedo de ir al infierno. En realidad, la noticia es una estupidez y no creo que a ninguno le importe un pijo pero, será por aquello de que no tenía nada mejor que hacer, empecé a darle vueltas.
¡A buenas horas! Eso lo podían haber dicho cuando tenía 13 años. No es que al no estar prohibido hubiese jugado más con mi "cosita" cuando estaba en el baño, pero sí que me habría ahorrado algún que otro problema de conciencia infantil.
A estas alturas, y aunque sigo pensando que la masturbación es la mayor expresión de amor propio, la verdad es que se me ocurren mejores maneras para distraerme. Pero, pajas a un lado, vamos a lo que a mí me parece el fondo de la cuestión. Un joven de hoy puede disfrutar sin mayor problema de algo que a nosotros nos estuvo absolutamente vetado («Mateito, ¡deja de tocarte, que se te van a poner las manos rojas y te vas a quedar ciego»!). Esto en el fondo es injusto; sobre todo porque mi pijo sigue estando en el mismo sitio que hace veinte años, y lo único que ha cambiado es la mentalidad de algunos gobernantes gilipollas, que han tardado mil años en darse cuenta de que hay cosas que es absurdo prohibir. En primer lugar, porque todo el que quiera las va a seguir haciendo, y en segundo lugar, porque no hacen daño a nadie. Y ahora me pregunto, ¿podrán mis hijos o mis nietos circular en moto sin casco cuando le salga de los cojones?, ¿podré, quizás cuando no tenga edad para montarlo, matricular ese chop rígido con el motor viejo de una KZ y una horquilla larguísima con el que llevo años soñando?, ¿entrará un rayito de luz en el cerebro de algún gobernante, quizás dentro de 150 años, y se dará cuenta de que transformar un vehículo no tiene porqué estar prohibido, mientras que no suponga un peligro para el resto de los viandantes?, ¿te imaginas cuando tengamos ochenta años y escuchemos la noticia de que podemos fabricar la moto que queramos, con los elementos que te salgan de los cojones, y la forma que se te ocurra, siempre que cumpla unas mínimas normas de seguridad? ¡A buenas horas! Reconoce que te sentaría bastante mal. ¿Habrá alguna forma de acelerar el proceso de evolución racional de quienes dictan las leyes?, ¿habremos nacido antes de tiempo? ¿tan difícil de entender es que si quiero ponerle a mi máquina los reposapies justo debajo de los retrovisores es sólo problema mío y de mi columna vertebral?
Pues a joderse, hoy por hoy, esto es lo que hay, y probablemente hagan falta otros mil años de evolución de la raza humana para que alguna lumbrera de gobernante se le ocurra eliminar estas estúpidas leyes, que por otro lado no hacen sino jodernos. Pero, y por si te sirve de consuelo, ya sabes, ahora te puedes hacer una paja sin preocuparte de ir al infierno.
¿Será pecado hacérsela pensando en la vecina del quinto?…
MATEO

No hay comentarios:

Publicar un comentario