miércoles, 12 de agosto de 2009

El rock como guía

No hay ninguna placa en el kilómetro 95 de la nacional Madrid-Valencia que recuerde que en ese punto el coche de Nino Bravo se salió trágicamente de la carretera. Ni tampoco en los locales de ensayo Tablada, en Madrid; allí se fogueó Leño y nació el rock urbano. España es poco dada a crear esa mitología rock tan cultivada en el Reino Unido o EE UU.

El descanso eterno de Jim Morrison es continuamente importunado por los fans en el cementerio parisiense Père-Lachaise donde enterraron a Jim Morrison. Y las playas de Brighton serán para siempre el escenario mod del filme Quadrophenia (1979).

Entre el negocio y el turismo, EE UU ha convertido los lugares del rock en sitios de peregrinación para los amantes de la música. Ejemplos: con 700.000 visitas anuales, Graceland, casa de Elvis en Memphis, es el segundo edificio más visitado del país tras la Casa Blanca. En Nueva York existen rutas guiadas que recorren desde el Chelsea Hotel hasta el edificio que acabó en la portada del álbum de Led Zeppelin Physical graffiti. También hay rutas en Asbury Park, Nueva Jersey, tras las huellas que inspiraron a Springsteen su primer disco.

En España, visita obligada es la calle AC/DC, en Leganés, inaugurada en 2000 por la banda. La placa, que no duró ni 24 horas, desaparece de vez en cuando. Algo parecido ha ocurrido con la estatua que Almería le dedicó a John Lennon (donde el cantante grabó en 1966 la película How I won the war). Mucho más cuidada está la estatua de Camarón en el cementerio de San Fernando (Cádiz). Pero hay muchos más lugares en España; la mayoría desconocidos. Dos ideas: los Salesianos de Vigo (donde empezaron Siniestro Total). O Castellar de la Frontera, el pueblo gaditano al que Hendrix, dicen, dedicó su Spanish magic castle. Una placa no vendría mal.

Articulo de LINO PORTELA en http://www.elpais.com

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